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La tarea del sensor de temperatura de gases de escape es, entre otras cosas, ajustar los gases de escape para que estén lo más limpios posible cuando se expulsan al exterior. Para ello, se controla la temperatura de los gases de escape en forma de señal de tensión. Se crea una resistencia que primero se asigna a una temperatura en la unidad de control y luego se transmite a la unidad de control del motor. La unidad de control del motor, a su vez, controla la preparación de la mezcla sobre esta base.
El lugar de instalación del sensor de temperatura de los gases de escape varía en función del diseño, el tipo de motor y el tipo de vehículo. Suele instalarse delante o detrás del turbocompresor o del catalizador. También puede situarse en las inmediaciones del filtro de partículas diésel (DPF) o del sistema de reducción de NOx.
Es importante que el sensor de temperatura de gases de escape funcione correctamente en los vehículos de gasolina y diesel. En el caso de los motores de gasolina, protege diferentes componentes del sobrecalentamiento, como el catalizador y el turbocompresor. Por su parte, en los motores diesel, el sensor de temperatura de los gases de escape sirve para controlar la temperatura del filtro de partículas diésel (DPF) para que se produzca el proceso de combustión libre (regeneración).
Cuando un sensor de temperatura de gases de escape está defectuoso se suelen observar diversos síntomas:
Dado que los síntomas de un sensor de temperatura de los gases de escape defectuoso son variados y no siempre claros, es aconsejable no esperar mucho tiempo en caso de sospecha y realizar una revisión profesional. Tan pronto como aparezca uno de los síntomas mencionados anteriormente, se debe comprobar el funcionamiento del sensor de temperatura de los gases de escape. Esto se hace fácilmente con un dispositivo de diagnóstico o un multímetro. Si se ha producido una avería durante el funcionamiento del vehículo, ésta se almacena en la memoria de averías de la unidad del motor. De este modo, se puede subsanar la avería de forma selectiva. Merece la pena comprobar concienzudamente el sensor de temperatura de los gases de escape, sobre todo teniendo en cuenta que las consecuencias para el vehículo pueden ser graves. Pero también con el trasfondo del cambio climático y en aras de la protección del medio ambiente, todo propietario de un vehículo debería ser responsable. En cualquier caso, es importante aclarar un posible defecto y hacerlo reparar lo antes posible.
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