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El objetivo de todo motor de combustión moderno es ofrecer el máximo rendimiento con el menor consumo posible. Antes de la invención del compresor, durante mucho tiempo se creyó que más cilindros, más desplazamiento y el consiguiente mayor consumo eran las únicas formas de conseguir más potencia. Como esto no es financieramente viable a largo plazo, se buscó una manera de permitir que el motor lograra más potencia sin aumentar innecesariamente el consumo. Ese fue el nacimiento del compresor. Este componente comprime el aire con mucha fuerza. Este aire comprimido se bombea al cilindro, donde se combina con el combustible para formar una mezcla explosiva. La presión del aire comprimido tiene el único propósito de que se pueda utilizar más oxígeno en un espacio más pequeño. El oxígeno es muy importante en la formación de la mezcla de aire y combustible, ya que este elemento es extremadamente reactivo e inflamable. Cuanto más oxígeno hay en la mezcla, menos combustible se necesita para lograr el rendimiento deseado. Este principio es simple en sí mismo, pero muy ingenioso. En la tecnología de los motores, esta innovación ha marcado el comienzo de una nueva era.
Es fácil identificar un compresor defectuoso o parcialmente defectuoso. Notarás que bajará el rendimiento de tu vehículo de manera considerable y que pueden producirse muchos otros efectos secundarios no deseados. El motor de tu vehículo puede estar configurado de tal manera que necesita una cierta cantidad de enriquecimiento de oxígeno para lograr la proporción de mezcla adecuada. Si la cantidad de oxígeno es menor, es posible que la mezcla no sea lo suficientemente reactiva y que algunos encendidos de los cilindros fallen completamente. El combustible no se quema e incluso puede suceder que el motor se muera. En la práctica, muchos motores son capaces de ajustar la relación de mezcla a la situación dada. Este no es el caso de los modelos más antiguos, por lo que si el compresor falla, es aconsejable dejar el coche hasta que se haya instalado el repuesto adecuado.
Los compresores se han instalado en los coches durante décadas. De hecho, esta tecnología se considera absolutamente madura y por lo tanto se utiliza de muchas maneras diferentes. Hasta ahora se ha demostrado que el compresor, como componente que no pertenece directamente al motor, tiene una vida útil ligeramente más corta que la propia unidad. Pero eso no significa que tengas que preocuparte por eso. Los compresores de hoy en día están optimizados para la durabilidad y la fiabilidad. Si un incidente no preparado ocurriera realmente, el problema se puede resolver rápidamente reemplazando el compresor.
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A menudo, cuando se reemplaza un compresor, no falla por los conocimientos técnicos necesarios, sino simplemente por las herramientas disponibles. En algunos modelos de coche es fácil acceder el compresor, mientras que otros fabricantes han instalado sus motores de manera que requiere un desmontaje completo cuando se quiere cambiar el compresor.